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viernes, 10 febrero 2023

El guardián desnudo

¿Cómo proteger a la prensa en un país violento? Desde el 2020, cada año se impone un nuevo récord de amenazas contra periodistas. La cifra del 2022 fue de 218, la más alta de los últimos quince años. Además, dos periodistas fueron asesinados, para un total de cinco en los últimos tres años. Con estas violencias ocurren múltiples heridas que fracturan la confianza de la gente, que instalan el miedo en los poros de la comunidad y que van trazando un país con puntos ciegos y verdades ahogadas.

Estos ataques frustran la posibilidad de compartir información, de hacer seguimiento a los problemas que afectan a la comunidad y poner freno a las arbitrariedades, esas que con frecuencia ocurren en las zonas más conflictivas del país. Ahí, quienes hacen periodismo son blanco de grupos criminales, ya sea porque el Estado no les protege o porque es cómplice.

¿Cómo pedirle a los gobiernos y a las figuras políticas que protejan al periodismo cuando son ellos quienes estigmatizan y desacreditan? Entre abril y julio del año pasado, la campaña electoral para elegir presidente se convirtió en otro campo de batalla. La discusión política transcurrió en medio de altísimos niveles de violencia y se caracterizó por constantes y hostiles mensajes contra la prensa.

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¿Quiénes son los nuevos guardianes del territorio? Se trata de periodistas ciudadanos, cuyas figuras emergen especialmente en aquellos municipios, pueblos y veredas donde prácticamente no existen empresas de comunicación. No tienen un guión y la mayoría han aprendido su oficio de manera empírica. Su trabajo es cuestionado por figuras públicas quienes les tildan de activistas, militantes e incluso opositores, buscando agredir a esas voces que vigilan y controvierten al poder local.

Es necesario responder a estas tres preguntas para poder entender mejor la radiografía de la violencia que, como en décadas pasadas, vuelve a enfilarse contra la prensa en todo el país. Hacer ese repaso por quiénes son, por qué los amenazan y cuáles son las consecuencias de esos ataques, también supone anticipar que esta situación podría empeorar.

Las elecciones locales y la política de la Paz Total del Gobierno actual supondrán que estos guardianes serán blanco de ataques. Ese desafío es un llamado urgente para que los diferentes sectores del Gobierno y del Estado comprendan que el paquete de violencia contra periodistas es amplio. Que incluye los mensajes que se publican en redes sociales y por supuesto también la activación de las pistolas. Sin comprender esas otras formas de violencia no será posible avanzar en materia de prevención y será imposible proteger a quienes le siguen apostando a ser los guardianes del territorio y evitar que sean amenazados, desplazados o asesinados.