Justicia y memoria: avance en el caso de Julio Daniel Chaparro y Jorge Torres
Desde la FLIP, reconocemos el acuerdo de solución amistosa firmado hoy ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), por parte del Estado colombiano y representantes de los familiares de Julio Daniel Chaparro y Jorge Torres, periodistas asesinados el 24 de abril de 1991. 34 años después del crimen, esta decisión representa un avance significativo en materia de justicia, al reconocer la responsabilidad del Estado colombiano y comprometerse a reparar integralmente los daños morales, materiales e inmateriales ocasionados por el doble homicidio.
Julio Daniel Chaparro y Jorge Torres eran periodistas de El Espectador. El 24 de abril de 1991 llegaron a Segovia, Antioquia, para escribir sobre la memoria que sus habitantes conservaban de la masacre ocurrida allí en 1988, como parte de la serie de crónicas “Lo que la violencia se llevó”.
“¿Cuáles fueron las consecuencias de ese doble homicidio en Segovia? ¿Cómo medir la anchura de ese silencio? ¿Cómo suena su eco en ese gran cañón que nos dejó su ausencia? Claudia Julieta Duque me dijo un día “si con Jaime Garzón mataron el humor político en Colombia, con Julio Daniel Chaparro mataron la crónica periodística, esa corta que se escribe en un periódico”. (...) Germán Rey, el investigador principal de ‘La Palabra y el Silencio´, me dijo “el daño causado con el asesinato de su padre es claro: se afectó la estética del periodismo”, Daniel Chaparro Díaz, hijo de Julio Daniel Chaparro.
Durante estos años, el caso ha estado marcado por la falta de investigación y las contradicciones por parte de la justicia. En principio, la Fiscalía identificó y detuvo a dos responsables del crimen, pero al poco tiempo salieron en libertad porque otro fiscal consideró que las pruebas en su contra estaban viciadas. En 2011, la Fiscalía retomó la primera versión y concluyó, casi 20 años después de los hechos, que Chaparro y Torres no fueron asesinados por ser periodistas y menos por ser del diario El Espectador.
Ante las falencias del sistema de justicia colombiano, en diciembre de 2011 los familiares de los periodistas, y con apoyo de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), acudieron a instancias internacionales en busca de avances de justicia. Siete años después, en 2018 y a través de la Dirección Especializada contra las Violaciones a los Derechos Humanos, la Fiscalía declaró el doble homicidio como crimen de guerra y responsabilizó al Ejército de Liberación Nacional (ELN). En 2020 se profirió una resolución de acusación contra Nicolás Rodríguez Bautista, Israel Ramírez Pineda y Eliécer Herlinton Chamorro Acosta por el delito de homicidio agravado; sin embargo, el proceso aún permanece en el Juzgado Promiscuo de Antioquia, a la espera de fallo en primera instancia. Finalmente, en 2021, la CIDH admitió la petición realizada 10 años antes al considerar que con el asesinato de Julio Daniel y Jorge se violaron los derechos a la vida, la integridad personal y la libertad de pensamiento y de expresión.
“Jorge Enrique Torres Navas nunca necesitó una palabra para transmitir su arte, su sensibilidad. Fueron millones de capturas, disparos uno a uno y ráfagas, esas que sí deben existir. Y de fotografías que hicieron parte de su labor y de su vida cotidiana y familiar. (...) En nuestra familia, Jorge Enrique Torres Navas también creó nuestra realidad, con su luz. Fue y seguirá siendo el eje de nuestro hogar, nuestro lugar seguro. Un día como hoy, hace exactamente 34 años, fue nuestro último momento en familia. Momento de todos”, Diana Torres Mora, hija de Jorge Torres.
Con la firma de este acuerdo, el Estado colombiano reconoce su responsabilidad por las violaciones de derechos humanos cometidas en este caso. Asimismo, se compromete públicamente a realizar un seguimiento periódico al proceso penal, establecer mecanismos de indemnización a las víctimas y adoptar una directiva de obligatorio cumplimiento para las y los fiscales del país. Esta medida deberá contemplar y evaluar las condiciones particulares en las que se cometen crímenes contra periodistas, comunicadores sociales y trabajadores de medios de comunicación; y, por otro lado, busca garantizar la debida diligencia en las investigaciones, la conservación de pruebas y el abordaje especializado de estos delitos.
Las medidas propuestas en esta solución entre el Estado y las familias buscan no sólo contribuir y honrar la memoria de estos periodistas, sino fortalecer la crónica y la fotografía como géneros periodísticos, y visibilizar los impactos que tienen los asesinatos de periodistas sobre la libertad de expresión.
Como uno de los representantes de las familias de Chaparro y Torres, desde la FLIP reafirmamos nuestro compromiso con el acompañamiento en la lucha contra la impunidad en los crímenes contra periodistas y en las iniciativas de memoria. Aunque, como en el caso de Guillermo Cano, reconocemos los avances de justicia de estos procesos de solución amistosa, no dejamos de lamentar su arribo tardío y exigir esclarecimiento y sanción a los responsables tanto en estos casos, como en los de tantos otros periodistas asesinados por razones vinculadas a su oficio en Colombia.
"Ustedes, madres, padres, hermanas, hermanos, hijas e hijos han convivido durante décadas con estas ausencias, muchas veces en silencio y en lo privado, y aún así han exigido reconocimiento, han sostenido sus recuerdos y sus emociones, y han mantenido viva la historia frente a políticas de negación. Hoy, con admiración, todavía me pregunto cómo lo han podido hacer; cómo se enfrenta el olvido impuesto; cómo se hace sin ceder al enojo, sin dejarse consumir por la indignación, cómo se persiste sin rendirse. (...) Gracias a ustedes, a las familias, por su ética profunda, por su amor inquebrantable y por mantener viva la memoria de Jorge y de Julio Daniel”, Jonathan Bock, director ejecutivo de la Fundación para la Libertad de Prensa, FLIP.
País para sus ojos: poesía y periodismo
Julio Daniel Chaparro (1962-1991) fue un joven poeta y periodista que logró, en el breve paso que le permitieron tener en este mundo, establecer un sólido periodismo narrativo. Su propuesta poética no maduró tan rápido como su crónica, y jamás sabremos el avance final de sus poemas, aunque su nombre se incluya en antologías de poesía colombiana.
La censura de hoy es producto de la que vivimos ayer. Julio Daniel Chaparro hace parte de esta ‘Sala de redacción de ausentes’, una iniciativa de memoria que expone la palabra silenciada que nos habita, derivada del asesinato de 169 periodistas, entre 1977 y el 2025, por razones de su oficio. Pueden conocer más de él, de su trabajo y del vacío que dejó su asesinato en esta entrevista imaginada o escuchar su historia en este podcast. Les invitamos a recorrer la exposición completa en la página web del Museo de Memorias del Periodismo en Colombia (www.memoriasdelperiodismo.co).
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