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El reto de proteger los discursos chocantes

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viernes, 11 diciembre 2020

El reto de proteger los discursos chocantes

Las personas acuden a Twitter muchas veces para dar su opinión sobre una persona, acontecimiento o comunidad. Estos comentarios pueden tener un alto componente crítico y hacer uso de la burla o el sarcasmo. Sin duda son discursos que pueden resultar incómodos o chocantes para otros usuarios.

Aunque Twitter ha sostenido que su política no es de actuar como mediador respecto del contenido que se difunde, ni intervenir en disputas entre los usuarios, sí existe un debate alrededor de cómo actuar frente a discursos que pueden ser chocantes. Algunas de las preguntas que surgen son ¿en qué situaciones Twitter elimina el contenido crítico y/u ofensivo? y ¿cómo se zanja la línea entre los discursos fuertes que pueden ser eliminados por las plataformas? 

Para poder tener esas discusiones, primero hay que aclarar la diferencia entre un discurso chocante y uno de odio. El primero está protegido por la libertad de expresión, mientras que los discursos de odio están prohibidos. La lógica detrás de la protección a los discursos chocantes es asegurar la democracia y el pluralismo. Esto exige que se permita la difusión de contenidos que ofenden, inquietan y chocan a la población. De lo contrario, se estaría fomentando un ambiente de censura frente a los discursos que no son del agrado de todas las personas.

Los discursos de odio son aquellos que atacan las “características protegidas” de una persona: raza, etnia, origen nacional, afiliación religiosa y política, orientación sexual, identidad de género, edad, discapacidad o enfermedad grave. En Twitter no se permite fomentar la violencia contra otras personas ni atacarlas o amenazarlas directamente por motivo de alguna característica protegida. Twitter tampoco permite la existencia de cuentas cuyo objetivo principal sea incitar a la violencia contra otras personas en función de estas categorías.

Una línea difusa

A pesar de que en teoría las diferencias son claras entre un discurso de odio y uno chocante, en la práctica todo se vuelve más difuso. Es clave analizar el contexto para hacer una correcta evaluación. 

Un caso que puede estudiarse para verificar la limitación de discursos de odio es el siguiente. Un periodista realizó una serie de publicaciones en Twitter en las que cuestiona la entrada de una unidad élite de militares estadounidenses para acompañar a Colombia en la lucha contra el narcotráfico. En una de las publicaciones dice: "Sólo en Colombia están los narcos. Cuándo los gringos malparidos nos van a presentar los carteles americanos que manejan la distribución y las millonadas que les deja la coca que sale de Colombia (...) tan vivos esos monos y Colombia con un gobierno narco paramilitar". 

En este caso hipotético, se puede pensar que se trata de un discurso de odio debido a que se refiere a una categoría protegida, pues se critica a los estadounidenses y se hace una mención explícita de esta nacionalidad. Sin embargo, no se trata de un discurso de odio porque es una opinión que no pretende incitar a la violencia o a la comisión de acciones ilegales. De hecho, es un discurso chocante especialmente protegido, pues aunque contiene comentarios despectivos contra los norteamericanos, su finalidad es cuestionar la entrada de tropas estadounidenses a Colombia y la gestión de las políticas de drogas en el país. La línea acá entre un discurso chocante y otro de odio es muy tenue. 

No existe una respuesta universalmente aceptada para cuando algo cruza la línea y se convierte en un discurso de odio. Además, se pueden tener diferentes niveles de tolerancia al hablar sobre las personas, incluso en relación con las características protegidas. 

Otro ejemplo en el que podemos notar esto es el humor. Por ejemplo, para algunas personas los chistes crudos sobre una figura religiosa pueden considerarse como un discurso de odio contra todos los seguidores de esa fe. Así mismo, el “humor negro” es visto en algunas ocasiones como una forma válida de humor. Lo importante es estudiar el contexto de lo que se dice y que las plataformas establezcan reglas claras sobre lo que constituye un discurso de odio para no activar políticas que limiten los discursos chocantes u ofensivos.

 

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sábado, 12 diciembre 2020

Las discusiones en Twitter en tiempos electorales

La época electoral de cualquier país puede significar que en redes sociales haya intentos de manipulación o interferencia en las elecciones. Es por esto que Twitter, durante las elecciones de Estados Unidos, por primera vez se decidió etiquetar los trinos que contenían información falsa o no verificada.

Una de las prohibiciones claras era publicar información que declarara una victoria electoral antes de tiempo. Los tuits que incumplieran con esto serían etiquetados con una advertencia sobre la legitimidad de las afirmaciones y dirigían a los usuarios a la página oficial de las elecciones. Cuando las personas intentaran retuitear un trino con una etiqueta de información engañosa, aparecía un mensaje que les mostraba información creíble sobre el tema antes de que pudieran ampliarlo.

En el contexto colombiano podría empezar a suceder algo similar. El Congreso del país está tramitando una ley que prohíbe que en campañas políticas se tengan discursos que desacrediten el buen nombre de los candidatos, cuestionando, por ejemplo, su idoneidad para el cargo. Si el proyecto llegase a convertirse en ley, hay una gran posibilidad de que se terminen censurando críticas o denuncias de corrupción. Twitter podría dejar de ser un espacio para discutir abiertamente sobre las capacidades de un político que aspira a un cargo público. 

Otra de las medidas tomadas por Twitter durante las elecciones en Estados Unidos fue eliminar los trinos destinados a interferir con el proceso electoral o en la implementación de los resultados de las elecciones, por ejemplo, mediante acciones violentas. 

En los trinos con información engañosa y que eran hechos desde cuentas de Estados Unidos con más de 100,000 seguidores, Twitter decidió agregar advertencias y restricciones adicionales mediante una etiqueta de información engañosa. Las personas debían aceptar la advertencia para ver estos trinos, esto dificultaba que hubiese retuits o me gusta. Sumado a esto, las respuestas se desactivaron y el algoritmo de Twitter no priorizó estos tuits. 

Estas medidas implementadas por Twitter son importantes en cuanto priorizan la libertad de expresión, por ejemplo, al etiquetar los tuits y no eliminarlos. Esta es una postura que no reduce la discusión sobre asuntos de interés público y, que a la vez, según Twitter, ayuda a que la conversación en Twitter sea veraz. 

Esta es una apuesta para combatir la desinformación sin acudir a decisiones restrictivas. Sin embargo, es más que necesario abrir el debate sobre el uso de las redes sociales en épocas electorales y las decisiones que podrían limitar la libertad de expresión de los usuarios. 

 

 

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viernes, 11 diciembre 2020

El reto de proteger los discursos chocantes

Las personas acuden a Twitter muchas veces para dar su opinión sobre una persona, acontecimiento o comunidad. Estos comentarios pueden tener un alto componente crítico y hacer uso de la burla o el sarcasmo. Sin duda son discursos que pueden resultar incómodos o chocantes para otros usuarios.

Aunque Twitter ha sostenido que su política no es de actuar como mediador respecto del contenido que se difunde, ni intervenir en disputas entre los usuarios, sí existe un debate alrededor de cómo actuar frente a discursos que pueden ser chocantes. Algunas de las preguntas que surgen son ¿en qué situaciones Twitter elimina el contenido crítico y/u ofensivo? y ¿cómo se zanja la línea entre los discursos fuertes que pueden ser eliminados por las plataformas? 

Para poder tener esas discusiones, primero hay que aclarar la diferencia entre un discurso chocante y uno de odio. El primero está protegido por la libertad de expresión, mientras que los discursos de odio están prohibidos. La lógica detrás de la protección a los discursos chocantes es asegurar la democracia y el pluralismo. Esto exige que se permita la difusión de contenidos que ofenden, inquietan y chocan a la población. De lo contrario, se estaría fomentando un ambiente de censura frente a los discursos que no son del agrado de todas las personas.

Los discursos de odio son aquellos que atacan las “características protegidas” de una persona: raza, etnia, origen nacional, afiliación religiosa y política, orientación sexual, identidad de género, edad, discapacidad o enfermedad grave. En Twitter no se permite fomentar la violencia contra otras personas ni atacarlas o amenazarlas directamente por motivo de alguna característica protegida. Twitter tampoco permite la existencia de cuentas cuyo objetivo principal sea incitar a la violencia contra otras personas en función de estas categorías.

Una línea difusa

A pesar de que en teoría las diferencias son claras entre un discurso de odio y uno chocante, en la práctica todo se vuelve más difuso. Es clave analizar el contexto para hacer una correcta evaluación. 

Un caso que puede estudiarse para verificar la limitación de discursos de odio es el siguiente. Un periodista realizó una serie de publicaciones en Twitter en las que cuestiona la entrada de una unidad élite de militares estadounidenses para acompañar a Colombia en la lucha contra el narcotráfico. En una de las publicaciones dice: "Sólo en Colombia están los narcos. Cuándo los gringos malparidos nos van a presentar los carteles americanos que manejan la distribución y las millonadas que les deja la coca que sale de Colombia (...) tan vivos esos monos y Colombia con un gobierno narco paramilitar". 

En este caso hipotético, se puede pensar que se trata de un discurso de odio debido a que se refiere a una categoría protegida, pues se critica a los estadounidenses y se hace una mención explícita de esta nacionalidad. Sin embargo, no se trata de un discurso de odio porque es una opinión que no pretende incitar a la violencia o a la comisión de acciones ilegales. De hecho, es un discurso chocante especialmente protegido, pues aunque contiene comentarios despectivos contra los norteamericanos, su finalidad es cuestionar la entrada de tropas estadounidenses a Colombia y la gestión de las políticas de drogas en el país. La línea acá entre un discurso chocante y otro de odio es muy tenue. 

No existe una respuesta universalmente aceptada para cuando algo cruza la línea y se convierte en un discurso de odio. Además, se pueden tener diferentes niveles de tolerancia al hablar sobre las personas, incluso en relación con las características protegidas. 

Otro ejemplo en el que podemos notar esto es el humor. Por ejemplo, para algunas personas los chistes crudos sobre una figura religiosa pueden considerarse como un discurso de odio contra todos los seguidores de esa fe. Así mismo, el “humor negro” es visto en algunas ocasiones como una forma válida de humor. Lo importante es estudiar el contexto de lo que se dice y que las plataformas establezcan reglas claras sobre lo que constituye un discurso de odio para no activar políticas que limiten los discursos chocantes u ofensivos.

 

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