Abelardo Liz: un caso que lleva cinco años esperando justicia
Hoy se cumplen cinco años del asesinato de Abelardo Liz Cuetia, comunicador indígena del pueblo Nasa, ocurrido el 13 de agosto de 2020, mientras cubría un operativo de desalojo en el marco de la Liberación de la Madre Tierra en zona rural de Corinto, Cauca. A pesar de que existen indicios que indican que el proyectil pudo haber provenido del armamento oficial del Ejército usado ese día, el caso sigue impune y el Estado colombiano sigue en deuda de garantizar verdad, justicia y reparación hacia su familia y la comunidad.
Abelardo fue herido por un proyectil calibre 5.56 mm y murió sin recibir atención médica oportuna luego de que miembros del antiguo ESMAD y del Ejército obstaculizaran el paso de la misión médica y de las autoridades indígenas. Aunque las pruebas confirman la presunta responsabilidad del Ejército, la Fiscalía no ha identificado al militar responsable de disparar ni ha avanzado en establecer la responsabilidad del superior al mando de la operación militar. Como si fuera poco, el Batallón de Alta Montaña No. 8, unidad involucrada en el operativo, archivó la investigación disciplinaria sin notificar a las víctimas, desconociendo que este caso, por su gravedad, no debía ser tramitado en la justicia disciplinaria militar sino por la Procuraduría delegada de derechos humanos.
Durante cinco años, desde la FLIP, junto con la familia de Abelardo, hemos insistido ante jueces y autoridades militares para que entreguen información clave del caso. El Batallón de Alta Montaña No. 8 ha dilatado la entrega de expedientes, enviándolos incluso a direcciones inexistentes, y solo después de acciones de tutela se conoció que la investigación disciplinaria interna fue archivada en 2023. Por otro lado, la demanda de reparación directa ya superó todas las etapas de primera instancia, y se espera una sentencia del Juzgado Administrativo de Bogotá que declare la responsabilidad del Estado y adopte las medidas de reparación integral.
"Él asumía la responsabilidad de estar en el sitio, acompañando a la comunidad, aunque supiera que había riesgo. (...) En medio de la confrontación, estaba al frente, registrando todo con su cámara… cumpliendo su deber. (...) Siempre llevaba su cámara, su grabadora… Estaba donde pasaban las cosas, aunque fuera peligroso", Domingo Liz, hermano de Abelardo Liz.
La ausencia de Abelardo dejó un vacío profundo en el territorio. Abelardo era una de las voces más representativas del resguardo Páez de Corinto. Conducía el programa radial “El despertar de mi pueblo”, en la emisora comunitaria Nasa Estéreo, y en el que difundía música tradicional, avisos comunitarios y contenidos sobre agroecología. También producía reportajes audiovisuales para Nasa Corinto TV, cubriendo asambleas, rituales y procesos organizativos. Cristian Cuetia, integrante del tejido de comunicación del Cabildo Indígena de Corinto, cuenta que Abelardo era "ese personaje que estaba siempre pendiente a la expectativa de lo que acontecía en los territorios, dando a conocer las noticias que surgían a nivel de nuestro territorio. No solamente en nuestro territorio, sino que en los diferentes territorios donde también la violencia viene siendo bastante agudizada, golpeando a los comuneros y comuneras de nuestros territorios". Sin embargo, su asesinato redujo drásticamente el trabajo de la emisora, instaló el miedo y la autocensura, debilitó el diálogo entre comunidad y cabildo, y afectó procesos de memoria y producción audiovisual.
Para sus compañeros de medio y su familia, el compromiso de Abelardo trascendía lo periodístico: fue autoridad en el cabildo indígena, integrante de la guardia indígena, líder comunitario, hablante de Nasa Yuwe y uno de los pocos comunicadores capacitados para realizar procesos de memoria con los mayores. "Para él, la comunicación no era un trabajo… era estar con la gente, acompañar la lucha, dar voz a la comunidad. (...) Le gustaba recorrer el territorio, grabar, tomar evidencias, recoger historias y acompañar procesos.", cuenta Domingo Liz, hermano de Abelardo.
Desde la FLIP le exigimos a la Fiscalía General de la Nación que avance con celeridad en la investigación, identificación y sanción de todos los responsables, incluyendo a los mandos militares de las unidades del Ejército que participaron en el operativo en Corinto, en el que resultó muerto Abelardo. Pedimos a la Procuraduría General de la Nación asumir la competencia, desarchivar las investigaciones disciplinarias y garantizar la participación de las víctimas, y al Ministerio de Defensa adoptar medidas efectivas para proteger a quienes ejercen la comunicación comunitaria.
El asesinato de Abelardo Liz es un crimen contra la libertad de prensa y contra el derecho de los pueblos indígenas a informar y defender su territorio. Cada día que pasa sin justicia es un recordatorio de la impunidad que sigue protegiendo a quienes agredieron a la prensa comunitaria de Corinto.
"Pese a los hechos no hemos bajado la frente. Esto nos da más fuerza para seguir denunciando, seguir dándole a conocer a la comunidad que aquí estamos, a pesar de los asesinatos selectivos que se vienen presentando por diferentes actores armados y a pesar de que ellos nos ven como enemigos por denunciar, por decir la verdad", Wilmar Mosquera, integrante del tejido de comunicaciones Nación Nasa Estéreo, del Cabildo Indígena de Corinto.
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