Condena a uno de los autores materiales del asesinato de Marcos Efraín Montalvo marca un avance en el caso
El pasado lunes 28 de julio, el Juzgado Segundo Penal del Circuito Especializado de Guadalajara de Buga, Valle del Cauca, condenó a 20 años de prisión a Cristhian Camilo Chávez Muñoz, alias ‘Chepe’, por su participación en el homicidio del periodista Marcos Efraín Montalvo el día 19 de septiembre de 2021. El comunicador era ampliamente reconocido por su trabajo en Tuluá desde hace más de cuarenta años, y por la labor que realizó en medios como El País de Cali, Radio Reloj, La Cariñosa, el semanario El Tabloide y el periódico local La Variante. Además, también difundía noticias en dos páginas de Facebook que llevaban su nombre.
Chávez Muñoz fue condenado por los delitos de homicidio agravado, porte ilegal de armas de fuego agravado y uso de menores de edad para la comisión de delitos. Él fue quien conducía la motocicleta en la que ambos sicarios huyeron del barrio La Esperanza, luego de dispararle a Montalvo en repetidas ocasiones. Además, en la sentencia se estipuló que este homicidio no sólo constituyó una violación del derecho a la vida, sino también de la seguridad pública y la libertad individual.
Desde la Fundación para la Libertad de Prensa, FLIP, reconocemos la importancia de esta sentencia en la lucha contra la impunidad por crímenes contra periodistas. Esta decisión se dio en el marco de un preacuerdo propuesto por la Fiscalía, en el que se reconoció que el asesinato de Marcos Efraín fue motivado por la labor que ejercía como periodista, lo cual constituyó un agravante en la conducta delictiva. Si bien esta decisión representa un avance, el preacuerdo se dio casi cuatro años después del asesinato y desconoció los derechos de las víctimas al no garantizar su participación activa en el proceso. Esto en tanto a que el preacuerdo no incluyó un aporte significativo a la verdad ni a su reparación integral; a pesar de que las víctimas habían solicitado expresamente que Chávez Muñoz contribuyera al esclarecimiento de los hechos como condición para acceder a la reducción de la pena.
Marcos Efraín Montalvo era uno de los periodistas más reconocidos y con mayor trayectoria de la región, lo que le otorgaba una amplia visibilidad en la comunidad. Esta notoriedad hacía que sus denuncias tuvieran alto impacto y lo exponía a represalias por parte de los actores vinculados con sus investigaciones. Cabe resaltar que el comunicador ya había recibido amenazas previas por las publicaciones hechas con relación a la Alcaldía de Tuluá entre 2019 y 2021, particularmente por denuncias sobre los denominados carteles del cilantro y de la cebolla, reconocidos por extorsionar a vendedores y comerciantes de la región.
Este caso pone de relieve el clima de hostilidad que enfrentan los periodistas en Tuluá, donde el ejercicio de la prensa se ejerce bajo un clima de intimidación persistente. Las agresiones contra periodistas así lo demuestran, pues hemos registrado que la principal modalidad han sido amenazas realizadas por bandas criminales. Durante el 2021, se registraron 3 agresiones a periodistas en el municipio, una cifra que ascendió a 4 en 2022 y 5 en 2023. Aunque en 2024 sólo se reportó un caso y en lo que va de 2025 no se han documentado nuevos incidentes, este descenso debe leerse con cautela. Esta situación podría estar generando autocensura o silenciamiento forzado, por lo que resulta importante mantener un seguimiento constante sobre las condiciones para el ejercicio periodístico en el municipio.
Si bien la condena de Chávez Muñoz significa un avance para el proceso, destacamos que aún hacen falta otras medidas para impartir justicia en este caso. Por ello, le hacemos un llamado a la Fiscalía General de la Nación para que avance de manera diligente en la investigación y pueda hallar y sancionar al determinador o al máximo responsable de los hechos que dieron paso al homicidio del periodista Marcos Efraín Montalvo; así como a la reparación integral de las víctimas.
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martes, 20 septiembre 2022
Marcos Efraín Montalvo, la voz que sigue viviendo en Tuluá
A sus 68 años Marcos Efraín Montalvo estaba lejos de retirarse del periodismo. Todas las mañanas se levantaba, tomaba su desayuno y escuchaba las noticias en la radio. Con frecuencia iba al Concejo municipal para enterarse de lo que sucedía en la política de su municipio: Tuluá, Valle del Cauca. Luego acudía a alguna cafetería para entrevistarse con sus fuentes, quienes le proporcionaban y corroboraban la información que él posteriormente publicaba en su página de Facebook. Antes de su asesinato, escribió críticas en contra de la administración local, denunció problemas de tránsito y de delincuencia.
Montalvo fue asesinado el 19 de septiembre del 2021. Un hombre en una moto le disparó mientras él se encontraba en una tienda a la que iba casi todas las tardes. “Lo asesinaron en su lugar favorito”, comenta Mauricio Altamirano, sobrino de Montalvo. Las y los periodistas de la zona ya sabían que lo podían encontrar allí, por lo que acudían a su encuentro para pedirle consejos de todo tipo, desde cómo hacer un derecho de petición hasta cómo abordar cierto tema. Montalvo más que solo un comunicador, fue un maestro y referente para generaciones de periodistas en la región.
La vida de un periodista
En sus últimos diez años de vida, Montalvo se dedicó a publicar de forma independiente en un blog de Facebook. Escribía columnas de opinión e informaba a la comunidad sobre asuntos de política, el tema que desde el inicio de su carrera le apasionó. Empezó en el periodismo a los 17 años. Apenas se había graduado como bachiller, cuando se presentó y pasó a una convocatoria del diario El País de Cali para unirse a la redacción de política. “Él siempre contaba esa anécdota, porque se presentaron alrededor de cincuenta o sesenta personas y algunas ya contaban con experiencia o con un título de periodistas”, afirma Altamirano.
Montalvo presenció la violencia contra la prensa desde el inicio de su carrera. Luego de trabajar con El País se unió al equipo de El Caleño, para ocupar el lugar que dejó uno de los editores que fue asesinado por la corrupción política. Años después, en 1987, ejerció como asesor de prensa de un congresista; fue cuando recibió sus primeras amenazas. Le exigieron que se fuera de Cali y que no volviera a trabajar para los medios de esa ciudad.
La familia de Montalvo nunca lo cuestionó por su trabajo ni tampoco lo persuadió para que dejara de publicar temas que podían implicarle riesgos. Sin embargo, era consciente de la exposición que tenía al ser periodista, “decía que para qué tenía hijos si su profesión era de mucho riesgo”, recuerda Altamirano.
De vuelta a Tuluá
Montalvo regresó a inicios de la década del noventa a Tuluá y empezó a trabajar en el periódico El Tabloide. Para Altamirano, cuando su tío llegó a la redacción de ese diario las ventas despegaron “porque él hacía opinión y creaba historias como de realismo mágico”. Era un periodista agudo, que se esforzaba siempre por criticar a los poderosos. Escribió con sátira y en algunas ocasiones, cuando el tema podía ser peligroso, publicaba bajo algún alias.
Montalvo se destacaba dentro de sus compañeros por ser incisivo con los líderes políticos y funcionarios públicos. Ese talante se vio reflejado cuando hizo que el presidente Alfonso López Michelsen le respondiera preguntas a la prensa. Estaban en el aeropuerto y Michelsen evadía a todos los periodistas que intentaban cuestionarlo, hasta que escuchó la voz de Montalvo que le increpaba: “es una lástima que no vayamos a saber lo que opina de las declaraciones de Lleras Restrepo”. El presidente se dio la vuelta, miró al periodista y le respondió a él y a los demás comunicadores.
Con el paso del tiempo, Montalvo empezó a notar la falta de un relevo generacional de periodistas en Tuluá, así que emprendió el proyecto de una escuela de periodismo local. Era un cazatalentos, pero sobre todo un profesor. Uno de sus muchos pupilos fue Jorge Adrián Orozco, quien desde jóven lo tuvo como referente, pues creció escuchando su voz en el noticiero radial. Orozco conoció a “Marquitos”, como le decían de cariño sus estudiantes, cuando recién se había graduado del colegio. Montalvo lo invitó a trabajar en el diario El Mercurio y en la emisora Antena 2. “Marquitos siempre creyó en la gente jóven, a mí me llevó a hacer reportería comunitaria, porque él era un periodista de a pie”, señala Orozco.
Montalvo, que era un hombre desprendido de las posesiones materiales, que ayudaba a los periodistas más jóvenes que no tenían recursos. Si alguien, por ejemplo, no tenía una grabadora, él le regalaba la suya. A sus estudiantes les enseñaba a captar detalles rápidamente, a hacer preguntas incómodas en las entrevistas y, sobre todo a tener ética y ser independientes. “Nos enseñó a descubrir la noticia donde muchos creían que no había nada”, cuenta el periodista Orozco.
Septiembre del 2021
Seis meses antes de su muerte, Montalvo empezó a recibir amenazas a través de las redes sociales. No le comentó a muchas personas, varios de sus colegas más cercanos no tenían idea de la situación que atravesaba el periodista. Altamirano, su sobrino, notó cambios en su comportamiento, por ejemplo, empezó a tomar transporte público, en vez de desplazarse a pie, como solía hacerlo. Un año después de su homicidio, muy poco se ha vuelto a hablar de este crimen, de alguna forma el silencio se apoderó del municipio.
Los avances en la justicia también han sido lentos. Uno de los sicarios ya fue condenado y otro está en proceso de judicialización. Sin embargo, la investigación de la Fiscalía aún no ha encontrado a las o los determinadores del crimen, algo fundamental para que se pueda saber las motivaciones detrás del homicidio de Montalvo.
La voz, pensamientos y enseñanzas de Montalvo siguen viviendo en los periodistas que aprendieron del oficio gracias a él. Su legado también permanecerá en su público, en las personas que siguieron su carrera en búsqueda de un periodismo que se preocupara por la gente, sin autocensuras y sin miedos.
martes, 21 septiembre 2021
El periodista Marcos Efraín Montalvo es asesinado en Tuluá, Valle del Cauca
La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) condena y lamenta profundamente el asesinato del periodista Marcos Efraín Montalvo, ocurrido en la noche del domingo 19 de septiembre en el municipio de Tuluá, Valle del Cauca. Montalvo era ampliamente conocido por su trabajo como periodista desde hace más de cuarenta años.