Comunicadora indígena Efigenia Vásquez fue asesinada mientras realizaba labores como periodista
Efigenia Vásquez fue herida mortalmente mientras ejercía su derecho a la libertad de expresión como periodista en el municipio de Puracé, Cauca. La Fundación para la Libertad de Prensa maneja la hipótesis que la comunicadora pudo haber muerto a causa de un “proyectil de carga múltiple” accionado por un agente del ESMAD.
Efigenia, de 31 años, se encontraba cubriendo y participando en una protesta en la que comuneros del pueblo indígena Kokonuko reclamaban la propiedad colectiva de un predio que está en poder de un actor privado, Diego Angulo, quien administra “Aguas Tibias”, un negocio turístico de termales ubicado al interior de las tierras en disputa.
Ese día hacia las 4 de la tarde la comunidad bloqueó la entrada de “aguas tibias” en donde se encontraba el ESMAD. Este reaccionó enfrentando a los manifestantes haciendo que se replegaran hacia la parte alta de la montaña, en territorio del resguardo. En ese operativo resultaron heridos 40 indígenas, según dijo a la FLIP Isneldo Avirama, gobernador del resguardo. Ahí también cayó herida Efigenia Vásquez.
Una misión de la FLIP viajó del 18 al 20 de octubre al resguardo Kokonuko en Puracé, Cauca. La Fundación habló con integrantes de la guardia indígena presentes ese día en la protesta, con personas cercanas a la investigación que cursa en la Fiscalía y con familiares de la comunicadora para reconstruir los hechos del 8 de octubre. Así mismo, la FLIP indagó acerca de la situación de libertad de expresión del pueblo Kokonuko.
El Cauca es un departamento en silencio. La mayor parte de su territorio no cuenta con medios de comunicación que produzcan información local. De sus 42 municipios, 24 no tienen medios, 16 tienen algo de información local y sólo dos tienen un mínimo de variedad de medios de comunicación: Popayán y Santander de Quilichao. De los 75 medios de comunicación que tiene el Cauca, sólo 22 tienen informativos o noticieros.
En este contexto opera la emisora Renacer Kokonuko 90.7 FM, el único medio de comunicación del municipio de Puracé. Su sede es una pequeña casa campesina ubicada al interior del resguardo y cuenta con los equipos mínimos para emitir su señal. Su potencia de 250 kw que sólo dan para cubrir unos 10 kilómetros a la redonda. Por esta razón, alrededor del 40 % de los habitantes del municipio no pueden acceder a su señal desde sus casas. La mayor parte de las 9 personas que están en la emisora son campesinos que trabajan la tierra sembrando frijol, maíz y papa como su actividad principal; y en sus ratos libres colaboran de manera voluntaria en Renacer.
En parte de los contenidos de la emisora los comunicadores indígenas informan a la comunidad sobre temas de gobierno propio. En sus 15 años de existencia, Renacer ha consolidado una capacidad para informar en tiempo real a los comuneros acerca del estado de las confrontaciones con la Policía o el Ejército. “El cabildo nos pide que estemos presentes para recoger las evidencias de lo que pasa”, dice Emildre Avirama, comunicadora de la emisora. En esos casos la emisora orienta a los comuneros sobre cómo actuar. “Cuando hay confrontaciones los compañeros nos dicen ‘¡Informen que se necesita que la comunidad haga presencia ya en tal parte!’,” dice Avirama.
El 13 de junio de este año, los comuneros se preparaban para adelantar una protesta para exigir al gobierno nacional la entrega del predio “Aguas Tibias”. Sin embargo, según cuenta Fabio Avirama, ex gobernador del resguardo, ese día antes de las 5 de la mañana un grupo del ESMAD rodeó la emisora e intentó ingresar a las instalaciones. En el lugar se encontraba el periodista Jesús Melenge. “Lo que querían era cortar la comunicación: dañar los equipos para impedir que la emisora saliera al aire”. Sin embargo, Melenge alcanzó a alertar a otros comuneros que llegaron al lugar. “La valentía de la comunidad impidió que golpearan a nuestros comunicadores,” dijo Avirama a la FLIP.
El 12 de julio, un mes después, durante una nueva jornada de enfrentamientos entre la guardia indígena y el ESMAD, se fue la luz en la emisora Renacer Kokonuko durante varias horas, esto impidió a los comunicadores informar qué estaba pasando con la protesta. Para los comunicadores indígenas no cabe duda que esto fue obra de la Policía. “A ellos no les conviene que uno divulgue la realidad,” dice desde la cabina de Renacer, Emildre Hol Avirama.
En julio la FLIP intentó contactar telefónicamente al ESMAD para preguntar su versión de los hechos y no obtuvo respuesta. La semana pasada, la FLIP fue hasta el comando de Policía de Popayán para indagar sobre estos hechos. Hasta el momento, ningún funcionario ha accedido a hablar con la Fundación.
Dos días después de la muerte de Efigenia Vásquez, una comunera indígena -cuyo nombre se reserva la FLIP- se encontraba cuidando la emisora cuando una camioneta de vidrios oscuros y una moto llegaron a la entrada. Le preguntaron cuáles eran los nombres de las personas que trabajaban en Renacer. Ella respondió preguntando a los desconocidos quiénes eran y qué necesitaban. Los extraños dijeron que solamente necesitaban los nombres de los comunicadores de la emisora. Al no obtener respuesta inmediata y al no abrir la reja de la emisora para permitirles la entrada, los desconocidos dijeron que regresarían pronto. Hasta el momento no lo han hecho.
Desde que era una adolescente, Efigenia se interesó por la comunicación. Por este motivo, a sus 17 años los comunicadores del resguardo comenzaron a invitarla a espacios de capacitación en comunicación propia y periodismo. Con el tiempo, Efigenia pasó a integrar el equipo de comunicaciones del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) y a participar en la emisora Renacer Kokonuco, en donde contribuyó al informativo “amanecer indígena”, así como al programa “minga”, que trata de temas culturales de la comunidad.
Efigenia participó en talleres de formación periodística impartidos por el sistema de radiodifusión pública alemana “Deutsche Welle” que apoya al CRIC, así como en seminarios de comunicación propia con integrantes de pueblos indígenas de otras partes del país y en escenarios internacionales con periodistas indígenas de otras partes de Latinoamérica.
Efigenia alternaba el trabajo en un cultivo de fresa con sus aportes a la emisora. Sin embargo, desde hacía dos años se había alejado parcialmente de Renacer. Su madre, Ilda Astudillo dice que al separarse de su pareja, Efigenia “quedó al cuidado de sus tres hijos y le quedaba difícil” asistir con regularidad a la emisora.
A pesar de esto, las autoridades del cabildo continuaban reconociendo a Efigenia como comunicadora y como miembro de Renacer. En palabras de Emildre Avirama: “su papel acá en la emisora no se desconoce”. Sentada en una silla Rimax en la sala de la casa en que habitaba su hija, Ilda Astudillo dice a la FLIP: “Efigenia estaba pensando volver de lleno a la emisora pero pues…. no se pudo”.
Ese ocho de octubre Efigenia Vásquez asistió a la movilización junto a los demás comuneros para exigir la propiedad colectiva del predio que actualmente le pertenece a Angulo. Emildre Avirama asegura que durante las movilizaciones la orden del cabildo es que los miembros de la emisora se organicen para tener una cobertura informativa de lo que vaya sucediendo. Durante la manifestación Vásquez debía contribuir a la documentación de los hechos: “Ella tenía la misma misión de nosotros: estar grabando”, recuerda Avirama.
Después de iniciada la protesta hacia las 4 de la tarde, la FLIP pudo constatar -por medio de videos grabados ese día- que los miembros del ESMAD abandonaron el predio “Aguas Tibias” y se enfrentaron a la comunidad en un territorio que hace parte del resguardo.
Según Edward Avirama, coordinador de la guardia indígena Kokonuko, los manifestantes se dispersaron por temor a las armas que estaba accionando el ESMAD: “La comunidad estaba tirando piedra desde la parte alta (de la montaña) y se escucharon disparos”. Avirama cuenta que en ese momento la situación se agravó, debido a que podía tratarse de armas de fuego que estarían siendo usadas en contra de la comunidad.
Minutos después de que se escucharan los disparos, Efigenia Vásquez cayó herida al suelo: “Ahí fue donde yo pedí ayuda para la compañera y entonces ya fue donde miramos que sí fue herida de gravedad”, asegura Avirama. De inmediato los miembros de la guardia solicitaron el ingreso de una ambulancia para trasladar a la comunicadora a un centro médico, pero el vehículo nunca llegó debido a que, según Avirama, el conductor afirmó que no tenía permitido el ingreso a ese lugar.
La situación de emergencia obligó a que la comunidad buscara un vehículo particular para trasladar a Vásquez a un centro de salud. Sin embargo, miembros de la comunidad denuncian que los uniformados intimidaron al conductor: “los del ESMAD se encontraban en parte de la carretera e incluso encañonaron al señor para que no la recogiera”, asegura un indígena que estuvo ese día en el lugar de los hechos.
Horas después, cuando Efigenia Vásquez estaba recibiendo atención en el Hospital San José de Popayán, falleció a causa de las heridas producidas por proyectiles de “carga múltiple” que la hirieron en el pecho, según el dictamen de Medicina Legal. Esto significa que Efigenia pudo haber muerto a causa de perdigones disparados desde un arma de fuego -por ejemplo: una escopeta-, o a causa del estallido de un artefacto explosivo cargado con pedazos de metralla; esto es, clavos, tornillos, pedazos de metal, balines….etc.
Dos días después, el Mayor General de la Policía, William Salamanca, declaró a medios de comunicación Payaneses que las heridas por las que fallece Vásquez no pudieron haber sido causadas por integrantes del ESMAD. “Perdigones, artefactos y armamento de este tipo (no convencional) no utiliza la Policía Nacional,” dijo. “En mi opinión, los responsables son los mismos indígenas, aquellos que con el rostro cubierto y utilizando armas de fuego no convencionales pudieron haber causado la muerte de la periodista”, concluyó.
El 25 de octubre la FLIP recibió una comunicación firmada por el comandante de Policía de Popayán, Coronel Pompy Arubal Pinzón, en la que se reitera lo expresado por el General Salamanca y agrega que: “La señora en mención (refiriéndose a Vásquez) no se encontraba realizando labores como comunicadora social (...) por el contrario estaba participando activamente en las diferentes protestas indígenas”.
Pero las autoridades del resguardo rechazan esta versión. “Acá nos han atacado con recalzadas”, dice Edward Avirama refiriéndose a proyectiles de carga múltiple que integrantes del ESMAD estarían disparando ilegalmente desde los lanzagranadas que usa habitualmente la Policía. “El gobierno puede decir ‘esos son simples gases’ pero nosotros podemos dar fé que ellos están recalzando,” agrega Avirama.
La FLIP pudo constatar, a través de personas cercanas a la investigación que en este momento cursa en la Fiscalía, que los investigadores del caso están manejando tres hipótesis. La primera es que Efigenia muere a causa de un explosivo cargado por metralla lanzado por alguna de las dos partes. La segunda apunta a que fue herida por un proyectil disparado por un integrante del ESMAD. Y la tercera indica que Efigenia murió por una situación de “fuego amigo”, en la que manifestantes accidentalmente accionaron un explosivo que la hirió mortalmente.
La FLIP tuvo acceso a un video captado en el lugar de los enfrentamientos, que dura un minuto y 20 segundos, y que es parte del acervo probatorio de la Fiscalía. El video captura un plano general del enfrentamiento hasta que se escucha una fuerte explosión. Acto seguido la cámara enfoca a un miembro del ESMAD apuntando y disparando su lanzagranadas hacia un grupo de indígenas entre quienes se encontraba Efigenia. Con posterioridad, la cámara enfoca a una persona tendida en el suelo, -en principio, Efigenia-, a quien acuden a socorrer otros indígenas.
El reporte de medicina legal señala que “la trayectoria anatómica de las heridas de proyectil de arma de fuego es anterior-posterior”. De esta manera, es posible asegurar que Efigenia recibió el impacto de frente y que el proyectil no salió de su cuerpo.
Así mismo, de acuerdo con fuentes cercanas a la investigación, al caer herida Efigenia, la Policía se encontraba a una distancia aproximada de 56 metros de los indígenas. En la necropsia se determinó que las heridas de Efigenia no tenían residuos de pólvora, lo que señala que había más de un metro y medio de distancia entre la boca del arma y el cuerpo de la periodista.
Desde el 10 de septiembre del año 2015, cuando la periodista Flor Alba Nuñez fue baleada por sicarios en Pitalito, Huila, no se presentaba un asesinato a periodistas por razones de oficio en Colombia.
La FLIP condena el asesinato de Efigenia Vásquez en funciones periodísticas durante los enfrentamientos del 8 de octubre. Este crimen atenta también contra el derecho a la libre expresión y a la información del pueblo indígena Kokonuko.
La Fundación hace un llamado especial a la Fiscalía General de la Nación para que avance con diligencia en las actividades investigativas para determinar quién accionó el proyectil de carga múltiple que acabó con la vida de Efigenia y establezca si esa persona actuó siguiendo órdenes de alguien más. También invita a la Policía Nacional de Colombia y a las autoridades indígenas del Cauca para que condenen públicamente el uso de armas no convencionales al interior de sus filas.
La FLIP solicita especialmente a la Procuraduría General de la Nación que con base en las agresiones a periodistas documentadas por la FLIP, tome medidas para establecer criterios de monitoreo y verificación al ESMAD, para que su uso de la fuerza sea acorde al Derecho Internacional de los Derechos Humanos y a los estándares internacionales sobre el tratamiento de manifestaciones públicas.
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Antecedentes de agresiones del ESMAD
El Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) ha sido un constante agresor, especialmente en el contexto de las manifestaciones sociales. En lo que va corrido del año, la FLIP ha registrado seis casos en los que agentes del ESMAD agreden y estigmatizan a periodistas. En agosto, durante el paro minero en el Nordeste Antioqueño, uniformados tildaron de revoltoso y hostigador a un reportero, además intentaron quitarle la cámara . El 15 del mismo mes, Alexei Castaño, periodista de Caracol Radio y Red+Noticias, fue atacado con gases por agentes del Escuadrón durante protestas por el relleno Doña Juana en Bogotá. A mediados de julio, en medio de confrontaciones entre campesinos y Fuerza Pública por la erradicación forzada en Meta, la periodista de la Red de Medios Alternativos – Agencia Colombiana de Prensa Popular (REMA-Acpp), Heliana Montoya, resultó herida por balas de goma y gases disparados por miembros del ESMAD. El primero de julio, la periodista de Colombia Informa, María Montiel, fue agredida y detenida ilegalmente por agentes antimotines. En mayo, Pedro García, colaborador de El Turbión, resultó gravemente herido por un impacto de bala durante protestas de indígenas Nasa en Cauca.
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Tuesday, 15 August 2006
Siete años después, el asesinato de Jaime Garzón sigue en la impunidad
Siete años después del asesinato del periodista y humorista Jaime Garzón, ocurrido en Bogotá el 13 de agosto de 1999, no hay un solo detenido por el crimen. El único condenado por los hechos fue el jefe paramilitar Carlos Castaño, desaparecido desde abril de 2004.
Friday, 20 March 2015
Quinto aniversario de la muerte de Clodomiro Castilla
Hoy, 19 de marzo de 2015, se cumplen cinco años del asesinato de Clodomiro Castilla en Montería, Córdoba. Castilla solía hacer denuncias sobre corrupción política y paramilitarismo en el departamento.
En su momento, la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) dijo en un comunicado, emitido el 22 de marzo del 2010, que reconocía “el rápido repudio de este crimen por las más altas autoridades colombianas pero expresa su profunda preocupación por la situación de desprotección en la que se encontraba el periodista, pese a haber solicitado oportunamente la actuación del Programa de Protección a Periodistas del Estado colombiano”.
Castilla había sido beneficiario de medidas del programa de protección del Ministerio del Interior y de Justicia desde agosto de 2006. No obstante, estas habían sido retiradas en febrero de 2009. Ante nuevas amenazas, el periodista solicitó en noviembre del mismo año que tales medidas fueran reasignadas. Esta petición fue negada pues el estudio de riesgo de Castilla había resultado “ordinario”.
Cinco años después de ocurridos estos hechos son pocos los avances en la justicia. Según información de la Fiscalía General de la Nación entregada a la FLIP a finales de 2014, la investigación por el asesinato de Castilla permanece en etapa de indagación.
La FLIP hace un llamado a la Fiscalía para que de impulso a la investigación por el asesinato de Castilla y de esta forma evite que permanezca en la impunidad. Al respecto, el principio 9 de la Declaración de Principios sobre Libertad de Expresión indica que “el asesinato, secuestro, intimidación, amenaza a los comunicadores sociales, así como la destrucción material de los medios de comunicación, viola los derechos fundamentales de las personas y coarta severamente la libertad de expresión. Es deber de los Estados prevenir e investigar estos hechos, sancionar a sus autores y asegurar a las víctimas una reparación adecuada”.
Tuesday, 29 September 2020
Manuel Martínez: 27 años de impunidad
Hoy se cumplen 27 años del homicidio contra Manuel Martínez Espinosa, periodista de Radio Súper en Popayán, Cauca. Cada noche, en su programa el Yunque, se ponía detrás del micrófono para hablar sobre el día a día de su ciudad.
Manolo, como lo llamaban sus compañeros, estaba comprometido con el bienestar de la ciudadanía y por eso realizaba denuncias sobre corrupción política en la región.
En esta cápsula lo recuerdan tres de sus compañeros de trabajo. Nos cuentan más sobre cómo era Manuel y sobre el momento de su asesinato.
El homicidio de Manuel Martínez prescribió en 2013 y solo se llegó a condenar a uno de los autores materiales. Sin embargo, su recuerdo permanece entre sus familiares y colegas.
Gracias por recordar su vida con nosotros. En la FLIP no olvidamos.