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Periodistas deportivos son hostigados y se les obstruye el acceso a la información

Pronunciamiento - viernes, 07 octubre 2022

La FLIP expresa su preocupación por los reiterados casos de obstrucción a la labor periodística por parte de los equipos de fútbol profesional en Colombia.

El caso más reciente ocurrió el 4 de octubre, cuando el jefe de prensa del Deportivo Cali, Pablo García, intentó impedir que Carmen Sarmiento, periodista de Telepacífico, hiciera preguntas en la rueda de prensa en la que se presentó al nuevo director técnico del equipo. En ese momento, García le dijo a la comunicadora que debía sacarla del listado de reporteros que haría preguntas, pues había otros colegas molestos, ya que ella no era una periodista deportiva y nunca había asistido a esos espacios. Aunque finalmente Sarmiento pudo participar, la periodista le manifestó a la FLIP que el director técnico, Jorge Luis Pinto, contestó a sus preguntas con evasivas y de forma hostil. Posteriormente, en una comunicación privada García le dijo a la FLIP que "no entiende por qué una persona que no es periodista deportiva estaba presente en una rueda de prensa del equipo y que su ignorancia se evidenció en sus preguntas".

Este caso refleja la poca apertura hacia la prensa que tienen los dirigentes del Deportivo Cali. Los jefes de prensa no deben exigir que una persona tenga experiencia previa cubriendo deportes o un equipo en específico para permitir el acceso a la información.

Este patrón de obstrucciones se repitió en Pasto, Nariño. Allí tres periodistas de un medio deportivo han denunciado ser víctimas de censura por parte del jefe de prensa del Deportivo Pasto, Sebastián Leyton*. El medio ha sido vetado para participar en ruedas de prensa o para tener entrevistas con las y los directivos del equipo. Según los periodistas, Leyton ha querido justificar estas acciones diciendo que las publicaciones de los comunicadores son muy críticas con la gestión del club.

La relación hostil de Leyton contra el medio tiene un precedente: a inicios de este año, a uno de los periodistas no se le renovó la acreditación para asistir a los eventos, con la excusa de que “había problemas con la plataforma”. Estos trámites son opacos y en la actualidad los clubes renuevan las acreditaciones sin dar mayores explicaciones.

Estas acciones se ven legitimadas en el actuar de otros altos dirigentes que tienen las mismas prácticas, como el actual jefe de prensa de la Dimayor, Carlos Lajud. Existen antecedentes que muestran cómo Lajud ha utilizado la acreditación de prensa para castigar a los medios y periodistas que critican la labor de la Dimayor o de los clubes regionales.

Preocupa que además de estas obstrucciones, también se hayan presentado casos en los que dirigentes amenazan con acciones legales contra la prensa. El pasado primero de octubre, luego de un partido del Once Caldas en Manizales, el presidente del equipo, Tulio Castrillón, abordó e intimidó al periodista Cristian Hernández, del medio Voces del Fútbol. El presidente del club le dijo que “eran unos incitadores” que “la Fiscalía los llamaría pronto” y que “esperaba verlos en la cárcel”. Según Hernández, estas manifestaciones por parte de Castrillón son recurrentes a través de mensajes de texto y de WhatsApp. Voces del Fútbol ha sido especialmente crítico con la administración de Castrillón.

A pesar de que las y los dirigentes de los equipos de fútbol no ocupan cargos públicos, estos deben garantizar el acceso a la información y la transparencia para la ciudadanía. Según la Corte Constitucional, en su sentencia T-498 de 1994, “los clubes deportivos son organismos de derecho privado que cumplen funciones de interés público y social”. En el 2012, este mismo tribunal afirmó que el deporte profesional es un espectáculo público, porque se relaciona con el derecho a la recreación de los miembros de la comunidad.

Además, los clubes, la Dimayor y la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) ignoran el aporte del sector público para el desarrollo del espectáculo deportivo. La mayoría de equipos que disputan la liga colombiana juegan en el estadio distrital de la ciudad a la que pertenecen. Varios de los clubes que compiten en la primera división reciben algún tipo de patrocinio por parte de entidades públicas.

En el 2017, 2018 y 2020 la FLIP se manifestó por hechos similares a los que hoy se denuncian, sin embargo luego de más de cinco años no ha habido ningún cambio. Nuevamente, le solicitamos a la Dimayor y a la FCF que, en cumplimiento de sus obligaciones, se pronuncien sobre estos hechos y entreguen lineamientos claros para que la prensa y la ciudadanía puedan acceder a la información, sin que haya arbitrariedades en los procesos o castigue a las voces críticas. 



*El 6 de octubre, el señor Sebastián Leyton hizo pública su posición a través de Twitter y afirmó que los periodistas no han sido vetados de ruedas de prensa. Sin embargo, los reporteros sí han tenido problemas para cubrir los partidos, especialmente uno de ellos a quien no se le renovó la acreditación.

 

Carlos Lajud, la voz punzante de Barranquilla

Pronunciamiento - martes, 20 abril 2021

En las cabinas de la Emisora ABC de Barranquilla, una voz repicaba con fuerza en los micrófonos, pronunciaba mofas, lanzaba pullas y se le escapaba uno que otro insulto contra la clase política local. El dueño de esa voz era el periodista Carlos Lajud Catalán, asesinado hace 28 años y víctima de la corrupción política.

Una voz independiente 

Raimundo Alvarado, periodista y corresponsal de la FLIP en el Atlántico, recuerda que conoció a Carlos Lajud en 1986 en el Diario del Caribe, donde el periodista se desempeñaba como editor de la sección deportiva. “Era un buen compañero, a veces díscolo por su independencia y esfuerzos por hacer valer sus criterios en el área deportiva, por innovar y hacer mejor las cosas que la competencia”, comenta Raimundo. 

De acuerdo con Raimundo, para la época de los ochenta, en Barranquilla el periodismo deportivo empezó a mezclarse con los asuntos públicos. “Carlos estaba entre los periodistas deportivos que hicieron civismo en su madurez profesional y llevaron el sentido competitivo de los deportes, con sus valores y sus vicios, a las luchas sociales por los servicios públicos”,  afirmó. 

A sus 42 años, Carlos empezó a tomar el micrófono en contra de la corrupción en  “Minutos de Civismo”. Un espacio de cinco minutos de su programa deportivo que con el tiempo se convertiría en un referente de opinión pública y actualidad política para los barranquilleros. “Estuvo entre los primeros en expresar su desacuerdo por el giro que le estaba dando el gobierno a la ciudad. Se mofaba de los políticos y del sector privado”, añadió su colega Raimundo. 

Con más de veinte años de ejercicio periodístico en medios nacionales e internacionales, Carlos se consolidó como periodista radial gracias al desparpajo que imprimía en sus denuncias. Especialmente, aquellas dirigidas al exalcalde de la ciudad, el padre Bernardo Hoyos y su asesor Roberto Ferro Bayona. 

Persecución al micrófono

Las afrentas de Carlos generaron descontento entre políticos y personas con una gran influencia, por lo que empezaron a criticarlo en medios de comunicación y alocuciones públicas. Una de esas críticas vino por parte del alcalde Hoyos durante su intervención en una misa celebrada en el barrio Rincón Latino.

La gran influencia del exsacerdote provocó que sus seguidores organizaran protestas a las afueras de la emisora contra Carlos Lajud y el director de Emisora ABC, Ventura Díaz Mejía. Esto sucedió luego de que Carlos lo denunciara por presuntas irregularidades en los procesos de contratación para la telefonía local. 

Luego de esos episodios, no tardaron en llegar las amenazas para que detuviera sus investigaciones. Sin embargo, “Carlos se burlaba de la muerte”, recuerda Raimundo, pues cada vez que sus amigos o familia le pedían que tuviera cuidado respondía de forma desinteresada e irreverente. “En la emisión anterior a su muerte le oí decir la ruta que tomaba todos los días a pie para llegar a su trabajo y la hora en que lo podían cazar. Fue desafiante”, comentó. 

Mientras hacía su recorrido habitual hacia la emisora, Carlos fue atacado por dos sicarios que le dispararon a quemarropa desde una moto a las 7:15 de la mañana del lunes 19 de abril de 1993. 

Los obstáculos en la investigación

De acuerdo con Raimundo Alvarado, la investigación del asesinato sugirió que el acto fue una venganza por las denuncias de Carlos, ya que los sicarios se llevaron su maletín con las pruebas de una investigación periodística que iba a presentar esa mañana en su programa. Debido a sus recientes pronunciamientos, el exalcalde Hoyos fue vinculado y llamado a declarar junto con el abogado Roberto Ferro Bayona y el comerciante Jorge Guarín. Sin embargo, fueron dejados en libertad, pues según la Fiscalía no se contaba con suficiente material para judicializarlos. 

En cuanto a los autores materiales, la justicia capturó y sindicó a Jhonny Alberto Merino Arrieta como autor material, a Eduardo Antonio Campo Carvajal como conductor de la moto, y a Eliécer Peña Navarro como el organizador del crimen. Los tres fueron condenados a 40 años de cárcel. Sin embargo, en el 2003, el Tribunal Superior de Barranquilla dio la orden absolutoria, dejándolos en libertad. 

Desde 1997 la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) responsabilizó al Estado colombiano y aseguró que se trató de una investigación “superficial y demasiado rápida”, plagada de irregularidades. Especialmente por la omisión del testimonio Enrique Rafael Somoza, pariente de uno de los implicados, cuya esposa había testificado que su esposo había sido contratado por un presunto escolta de Hoyos. 

Actualmente no hay nadie condenado por el asesinato de Carlos Lajud Catalán. Y en medio del silencio y persecución a su familia para que no participaran en la investigación, el crimen prescribió en el 2013 ante la justicia colombiana. En la FLIP no olvidamos la lucha de Carlos Lajud contra la corrupción política en su ciudad.