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Dos años sin la voz de Samaniego Estéreo

Pronunciamiento - sábado, 12 junio 2021

Libardo Montenegro Quintero era un periodista y locutor reconocido por su amabilidad, carisma y compromiso social en el municipio de Samaniego, Nariño. Hoy, tras dos años de su muerte, recordamos su historia y su trabajo en la emisora comunitaria Samaniego Estéreo.

Desde muy pequeño, Libardo se enamoró de los micrófonos  gracias a su abuelo, fundador de la única emisora comunitaria de Samaniego. Allí, Libardo se desempeñó como periodista durante 20 años dirigiendo programas informativos y musicales.

Además de ser reconocido por su voz, Libardo se destacó por poner los micrófonos al servicio de la comunidad. Especialmente porque la emisora participaba de la iniciativa Radios Comunitarias por la Paz del Fondo Europeo para la Paz de Colombia. El periodista creaba espacios para hablar sobre los retos y las irregularidades en la implementación del Acuerdo de Paz y la defensa de los derechos humanos.

A las 9 y media noche del 11 de junio de 2019, Libardo regresaba a su casa, ubicada a unas cuadras de la estación de Policía, cuando fue sorprendido por dos desconocidos que se movilizaban en moto. Desde allí le dispararon varias veces, causándole la muerte.

En ese momento, la Policía aseguró que el asesinato de Libardo no estaba relacionado con su trabajo, a lo que añadieron que no era periodista sino un “voceador” de la emisora. Este hecho generó indignación entre sus colegas y preocupa a la FLIP, ya que el trabajo periodístico de Libardo era evidente, además, días antes Libardo había grabado y puesto al aire una cuña que convocaba a la comunidad a una movilización por la Paz.

El crimen causó miedo en el municipio. Pese a que la Procuraduría y el presidente Iván Duque se pronunciaron sobre los hechos, hasta el momento es poco lo que se sabe de los avances en las investigaciones y se teme que el crimen quede en la impunidad. 

En la FLIP no olvidamos el caso de Libardo Montenegro y pedimos una pronta actuación de la autoridades para esclarecer los motivos de su asesinato. Gracias por recordar con nosotros.

Para escuchar la historia completa de Libardo, los invitamos a escuchar el siguiente audio: 

Impunidad: la única verdad en el asesinato de Libardo Montenegro

Pronunciamiento - viernes, 12 junio 2020

Este 11 de junio de 2020 se cumple un año del atroz homicidio del periodista Libardo Montenegro en Samaniego Nariño.

En la respuesta a un derecho de petición, la Fiscalía General de la Nación afirma que la investigación todavía está en curso pero que tienen “indicios relevantes” de que el homicidio pudo responder a asuntos personales. Es preocupante que no se aborde como principal hipótesis del móvil del crimen su trabajo periodístico.

A continuación queremos compartirles este relato acerca del importante trabajo de Libardo y la impunidad que rodea su muerte.

Impunidad: la única verdad en el asesinato de Libardo Montenegro

 

Por Yulieth Mora G.

Era martes. Un martes en Samaniego, municipio del departamento de Nariño. Eran las 9:30 de la noche, a dos cuadras de la Estación de Policía dos sicarios a bordo de una motocicleta le dispararon a Libardo Montenegro, comunicador, periodista y locutor de la emisora comunitaria Samaniego Estéreo. Libardo, que iba a camino a su casa, cayó muerto y los asesinos huyeron, como siempre huyen.

Cuando la balacera cesó los residentes del barrio Sucre hicieron un círculo alrededor del cuerpo. Era la segunda vez que sucedía en el día. Cinco horas antes, el mecánico Víctor Carrera, de 24 años, fue asesinado también a manos de sicarios. Un muerto del que no se habló mucho en los medios de comunicación.

Los vecinos del barrio Sucre tuvieron que reunirse por tercera vez el viernes siguiente, 14 de junio de 2019, tres días después de los asesinatos. Querían cumplir con la convocatoria que Libardo Montenegro había pregonado por todo el pueblo: “La marcha por la paz y la vida de Samaniego”, una marcha por la defensa de la vida y los derechos humanos. .

El asesinato de Libardo Montenegro tuvo cierto cubrimiento mediático. Organizaciones, agremiaciones, el gobierno nacional en cabeza de Iván Duque, entre otros, se pronunciaron a través de las redes sociales con un rechazo rotundo, junto a los medios de comunicación que, al siguiente día, también informaron al país el despliegue de 25 policías al municipio para apoyar labores de investigación y seguridad.

William Montenegro, padre del periodista asesinado, le dijo a los medios con la voz quebrada de un hombre al que le han asesinado a su hijo: “hay un vacío muy grande que deja mi hijo entre nosotros y ese vacío nunca lo voy a rellenar con nada”.

Libardo creció con la influencia de la radio en su familia. Desde niño participó en la emisora comunitaria fundada en 1997 por su abuelo Segundo Montenegro y hasta el día de su asesinato no se apartó de los micrófonos.

Al día siguiente del asesinato de Libardo, la gerente de la emisora, Rosa Guevara, se refirió al caso y admitió un alto nivel de censura en el municipio: “Aquí en Samaniego se sabe que es un lugar bien difícil, zona roja, entonces… precisamente a ellos como periodistas, locutores, se les tiene en cuenta cualquier entrevista que hacen, cualquier mensaje, opinión que vayan a dar somos muy cautelosos”.

Sin embargo, días antes de la movilización, el reportero grabó una cuña para invitar a las personas del municipio a que participaran en “La marcha por la paz y la vida de Samaniego” y para exigir a los violentos el respeto por la vida y a las autoridades mayor responsabilidad frente a la protección de los derechos humanos en el municipio.

El municipio de Samaniego cuenta con unos 49 mil habitantes, y desde hace unas tres décadas se ha convertido en el corredor estratégico del narcotráfico que desemboca en Tumaco y en la Costa Pacífica.

Una mañana en Café al día, una de las franjas de radio que Libardo mantenía al aire, él dijo con una voz reflexiva lo que ahora se puede escuchar como un grito:

 “Decirles a nuestros campesinos que no abandonen el campo, tratemos de rescatarlo. En muchas oportunidades, se habla que la sustitución de cultivos ilícitos debe ser premiada por el Gobierno Nacional. Quiero hacerles esta reflexión porque hace unos años 35 años, en el municipio de Samaniego no se conocía lo que era la coca o la amapola y aunque no lo crean la gente vivía bien, los cultivos que eran yuca, plátano, frutales, maní, café, de pronto las verduras y la caña siempre dejaban buenos dividendos a nuestros campesinos. La droga nos la trajeron aquí”.

Según el Manual de autoprotección: Comunicar sin riesgo; radios comunitarias en tiempos de paz, en Nariño gran parte de los temores que enfrentan los periodistas de este departamento están relacionados con las disputas entre grupos armados por el control de la frontera con Ecuador y los municipios costeros.

“En abril de 2018, el asesinato de tres miembros del equipo periodístico del diario El Comercio en inmediaciones de la frontera colombo-ecuatoriana fue determinante para que los reporteros locales tomaran distancia de cubrimientos relacionados con las rutas de narcotráfico, los cultivos de coca y el tráfico de combustible y otros insumos para la producción de la pasta de coca”.

Las emisoras comunitarias en Colombia desempeñan un papel fundamental en los territorios. Durante el conflicto armado y luego del Acuerdo de Paz se han convertido en espacios donde la comunidad puede encontrarse para compartir sus necesidades y problemáticas a través de un micrófono abierto.

Radios Comunitarias para la Paz y la Convivencia, un proyecto de RESANDER, financiado por el Fondo Europeo para la Paz de Colombia, se ha enfocado en los últimos años en el fortalecimiento de la radio comunitaria y ha considerado como herramienta vital en construcción de una cultura de paz y convivencia en los territorios.

Libardo Montenegro hacía parte de este proyecto y participaba activamente de los episodios de ‘Así suena la paz en los territorios’. Allí se destacó por su interés en los derechos humanos e hizo partícipes a las víctimas de la violencia cuando les abrió los micrófonos para contar sus testimonios y replicar los incumplimientos de los Acuerdos de Paz firmados en La Habana.

Dicen que Libardo era la mejor voz de Samaniego, que le gustaba el fútbol, que era muy reservado con su vida privada, que tenía una novia que se llamaba Adriana y que unos días antes de su asesinato Libardo tuvo un enfrentamiento verbal con el exnovio de Adriana.

Dicen que las autoridades investigan ese encuentro como un móvil del crimen: un lugar común en investigaciones que no tienen futuro. Los mismos dicen que Montenegro no debería ser considerado un periodista, sino un pregonero. Incluso, un agente de policía de la zona que solicitó guardar su identidad expresó que estaba "95% seguro" de que el asesinato de Montenegro no tenía nada que ver con su labor periodística.  

Otros como Leobar Ibarra, un periodista y amigo de Montenegro, afirman que el asesinato pudo producirse por alguna de las bandas de narcotraficantes "para enviarle el mensaje a los pobladores de que se mantuvieran callados". Porque silenciar a un hombre dice mucho: el asesinato es el último y más radical recurso de la censura.

Durante el 2019 la Fundación para la Libertad de Prensa registró 13 casos de ataques a la libertad de prensa en Nariño, que dejaron 23 periodistas víctimas. En estas cifras está incluido el asesinato de Libardo. En 2019 hubo un aumento en el número de ataques en el departamento con respecto al 2018 cuando se registraron 8 casos. Incluso, ese conteo brutal que lleva la FLIP registra que de los últimos cinco asesinatos de periodistas en razón de su oficio (2018 y 2019), cuatro de ellos se presentaron en el departamento de Nariño.

Dicen muchas cosas sobre el asesinato de Libardo Montenegro, pero todavía las autoridades no dicen nada como resultado de sus investigaciones. Nadie habla de responsables, capturas, ni penas. La impunidad se ha convertido ya no en rumor sino en la única verdad que los familiares y oyentes de Montenegro tienen como respuesta. Una respuesta demoledora para el departamento de Nariño.

 

 

 

El homicidio de Libardo Montenegro y la condena de la autocensura para Samaniego

Pronunciamiento - martes, 13 agosto 2019

El jueves 4 de julio de 2019, sobre una de las montañas que rodea al municipio de  Samaniego, Nariño, se ondeaba una tela de color rojo y negro, que algunos habitantes de la región reconocieron rápidamente. Se trataba de una bandera que desde lo lejos tenía letras blancas difíciles de descifrar, pero que según las personas del municipio pertenecía al Ejército de Liberación Nacional (ELN). Ese día precisamente esta guerrilla cumplía 55 años de haber sido fundada.

A pesar de que las personas del municipio se vieron sorprendidas por la acción del grupo guerrillero, la presencia de los actores armados no resulta ser un hecho novedoso para Samaniego. Esta región permanece en constante disputa por parte de grupos al margen de la ley como el ELN, bandas dedicadas al narcotráfico, estructuras paramilitares y disidencias de las FARC, a través del antiguo Frente Oliver Sinisterra (FOS), que quiere controlar los territorios de la cordillera luego de la firma de los acuerdos de paz.

Una de las heridas más profundas que ha dejado esta situación de violencia en la región ha sido el miedo causado por los asesinatos a líderes sociales de Samaniego. En 2017, fue asesinado el docente Orlando de Jesús Caicedo; en 2018, la maestra Yaneth Adriana Ruano corrió con la misma suerte y, en lo corrido de 2019, han sido asesinados la personera Paula Rosero y el periodista Libardo Montenegro. Todos estos hechos continúan sin ser esclarecidos por las autoridades.

El 11 de junio de este año, cerca de las 9 de la noche, Libardo Montenegro fue asesinado por dos sicarios que se desplazaban en moto. Montenegro iba acompañado por su pareja, quien resultó ilesa. El periodista, quien trabajaba en la emisora comunitaria Samaniego Stereo, recibió varios impactos de bala mientras estacionaba su carro frente a su casa. Según el relato de uno de los familiares del comunicador, dos hombres vestidos con saco de capota y tapabocas medicinales le dispararon a Montenegro hasta dejar su cuerpo tendido en una zanja y huyeron por una de las calles del municipio.

Ese mismo día, en horas de la tarde, a una cuadra y media de donde fue asesinado Montenegro, desconocidos acabaron con la vida de un hombre que se encontraba en un taller de mecánica automotriz. A pesar de que la alerta era evidente, las autoridades del municipio no adelantaron las acciones pertinentes para garantizar la seguridad de los habitantes de Samaniego.

Libardo Montenegro era un reportero reconocido en la región por su frecuente participación en la parrilla de programación de Samaniego Stereo. Según sus compañeros de la emisora, todas las mañanas Montenegro estaba al aire de ocho a diez de la mañana para presentar el informativo “Café al día” y luego, de dos a cuatro de la tarde, conducía un programa musical llamado “La Rocola”. Los colegas de Montenegro cuentan que era un hombre muy querido por la comunidad y que su voz era inconfundible “era la mejor voz de aquí de Samaniego”, afirma uno de sus colegas.

Parte del reconocimiento que tenía Montenegro en el municipio se debía a que desde muy niño el reportero se interesó por las labores informativas. Sus compañeros cuentan que su abuelo fue la persona que fundó la radio comunitaria y que, desde entonces, él empezó a participar activamente en el medio de comunicación. Adicionalmente, la familia Montenegro siempre ha estado ligada a la emisora y a medida que aquel adquirió más experiencia se fue involucrando mucho más con las labores comunitarias. Los habitantes de Samaniego recuerdan al comunicador como una persona cercana a las necesidades de los habitantes, como un hombre amable con las personas de su comunidad, que no tenía ningún tipo de conflictos.  

Uno de los familiares de Montenegro cuenta que durante los últimos años que el periodista participó en la emisora, su interés periodístico se centró en informar sobre los temas de paz y derechos humanos. Por esta razón, en 2017, Montenegro hizo parte del proyecto “Así suena la paz en los territorios”, una iniciativa de varios medios comunitarios en el país que buscaba narrar los hechos vividos durante el conflicto armado y desde allí apostarle a informar sobre la implementación de los acuerdos en los territorios. Según cuenta una de las personas de la emisora, a través de este espacio, Montenegro entrevistó a víctimas del conflicto armado en la región para que el municipio conociera sus historias y en varias ocasiones alertó a las autoridades sobre irregularidades frente a los compromisos del gobierno con respecto a los acuerdos firmados en La Habana.

Durante los últimos días que Montenegro estuvo al aire promovió la “Marcha por la paz y la vida de Samaniego” que se realizó el 14 de junio en Pasto, tres días después de su muerte. Esta iniciativa buscaba denunciar la difícil situación de violencia que vive Samaniego y estaba siendo liderada por Leobar Ibarra, otro periodista del municipio que hace algunos años tuvo que salir de la emisora por amenazas contra su vida. 

Ibarra era muy cercano a Montenegro y, por esta razón, el reportero comunitario lo invitaba frecuentemente a su espacio informativo para llamar la atención sobre las problemáticas del municipio. Días antes de la movilización que se realizaría en Pasto, Montenegro grabó una cuña para invitar a las personas del municipio a que participaran en la manifestación que tenía como fin exigirles a los violentos respeto por la vida de los habitantes de Samaniego y hacer un llamado a las autoridades para que atendieran las necesidades de la comunidad. 

Los familiares y amigos de Libardo Montenegro no se atreven a emitir ninguna hipótesis sobre el asesinato del periodista. Para ellos fue una situación que los tomó por sorpresa, debido a que Montenegro no tenía enemigos y nunca había mencionado haber recibido amenazas por su labor en la emisora. Sin embargo, todas las personas entrevistadas coinciden en que él era alguien muy reservado que hablaba muy poco sobre su vida personal. Incluso, una de las trabajadoras de la emisora asegura que el día del asesinato el reportero se mostró nervioso y se veía muy mal de salud. Cuenta que Libardo se le acercó y le dijo “me duele mucho el corazón, me voy a morir”. Ella lo tomó de las manos y manifiesta que Montenegro las tenía muy sudorosas, pero que no le quiso contar mayores detalles sobre su situación.

Hipótesis del asesinato

El asesinato de Libardo Montenegro ha generado mucha incertidumbre entre sus familiares y amigos y ha dado lugar a especulaciones entre la comunidad. A pesar de no tener certezas sobre las razones del homicidio, las autoridades y las personas cercanas al comunicador señalan que existen al menos dos hipótesis sobre su asesinato:

La primera de ellas es que a Montenegro lo asesinaron por su labor como periodista. Leobar Ibarra, el periodista que trabajaba de la mano con el comunicador comunitario, es uno de las personas que se inclina por esta hipótesis y teme que su vida también esté en riesgo. Ibarra manifiesta que el asesinato de Montenegro estuvo motivado por la promoción de la marcha por la paz y los últimos programas en los que juntos hablaron al aire sobre la difícil situación de seguridad que enfrenta Samaniego. 

El periodista asegura que cuando Montenegro lo invitaba a participar en la emisora, Ibarra le sugería que le hiciera preguntas para abordar los temas sensibles de Samaniego sin que Montenegro tuviera que ser el autor de las denuncias. Ibarra manifiesta que en alguna ocasión ante una pregunta que le sugirió, Montenegro se negó a hacerla argumentando: “esa pregunta no se la puedo hacer al aire porque me regañan acá en la emisora”, refiriéndose a las denuncias que hicieron juntos y que pudieron poner en riesgo la vida de Montenegro. Agregó que en los días en los que se hizo la invitación al evento del 14 de junio, el reportero comunitario le manifestó que tenía dudas de participar en la movilización porque temía por su vida. 

A pesar de que algunos familiares y amigos del comunicador afirmaron que no creen que este haya sido un motivo suficiente para que los violentos cometieron el homicidio. Ibarra considera que, en medio del contexto de violencia que se vive en Samaniego, ésta puede ser una razón suficiente para atentar contra la vida de un periodista con el liderazgo que tenía el reportero comunitario. Al respecto, los habitantes del municipio señalan que han tenido conocimiento de organizaciones o “escuelas” de sicariato en la región y que hay jóvenes de Samaniego dispuestos a cometer este tipo de delitos a cualquier precio. Una de las familiares de Montenegro se refirió a esta posibilidad y no la descarta del todo: “aquí es suficiente con pagarle a un muchacho 100 mil o 200 mil pesos por asesinar a alguien”. 

Uno de los funcionarios de la región se refirió extraoficialmente también al homicidio de Montenegro y sostuvo que puede existir una relación entre el homicidio y la publicidad de la marcha del 14 de junio: “la voz de Libardo era inconfundible y el anuncio estuvo al aire unos días antes del asesinato”. Esta versión coincide con lo manifestado por los trabajadores de la emisora, quienes aseguraron que durante el día del asesinato la invitación a esta manifestación circuló en la parrilla de programación de la emisora. 

Para el funcionario, las denuncias que Montenegro hacía al aire sobre el conflicto que se vive en Samaniego pueden motivar acciones violentas por parte de los grupos al margen de la ley, debido a que es un municipio en constante disputa por su ubicación estratégica. El funcionario explicó que el municipio nariñense está ubicado en la región montañosa del departamento y que los ríos que lo rodean, como el San Juan y el Pacual, convierten a Samaniego en una ruta predilecta para que los violentos transporten la pasta de coca que se cultiva en la cordillera a la zona fronteriza del pacífico colombiano con el fin de exportarla ilegalmente.

Sobre las denuncias que hacía Montenegro en la emisora, la FLIP tuvo acceso a un fragmento de la sección Semillas de Esperanza, que se emitió en 2018, previo a las elecciones presidenciales y en los que el periodista hacía llamados como el siguiente: “hace un promedio de unos 35 años en el municipio de Samaniego no se conocía lo que era la coca, lo que era la amapola y aunque no lo crean la gente vivía tranquila, (...) pero desafortunadamente la droga nos la trajeron aquí y eso fue lo que conllevó de alguna forma a que vengan los grupos armados, a que se generen espacios de violencia y hoy en día nuestros jóvenes se han apoderado de eso y piensan que el camino de los cultivos ilícitos es como la última oportunidad que tienen. Entonces hablando de propuestas de paz, de posconflicto, simplemente hacerles ese llamado, esa reflexión a que le apostemos a la vida, le apostemos a la paz, a la tranquilidad”.

Al reflexionar sobre este tipo de contenidos, una de las compañeras de Montenegro en la emisora considera que la invitación a la movilización no fue el único contenido que el reportero emitió sobre temas relacionados con la paz. Por esta razón, ella sostiene que los violentos pudieron asociar la inconfundible voz del periodista y las últimas entrevistas a Leobar Ibarra en Samaniego Stereo con el liderazgo de Montenegro para llamar la atención sobre la situación de seguridad del municipio. 

La segunda hipótesis es la que relaciona el homicidio de Montenegro con un conflicto personal que el reportero tenía con la expareja de su actual compañera sentimental. Quienes se inclinan por esta versión son, sobre todo, las autoridades del municipio que desde el primer momento del asesinato le apuntaron a esta hipótesis. Algunos de ellos afirman que tienen información suficiente para asegurar que este fue el motivo del asesinato.

Los familiares del periodista manifiestan que Montenegro había iniciado una relación hace aproximadamente seis meses con una mujer de un municipio cercado y que se habían ido a vivir juntos meses antes del asesinato. Sin embargo, las personas cercanas al reportero no conocían muchos detalles sobre esta relación.

Los rumores entre las personas del municipio señalan que semanas antes de que ocurriera el homicidio, el reportero había tenido una discusión con la expareja de su compañera. De inmediato las autoridades asumieron esta versión como la principal hipótesis del asesinato, manifestando que se trataba de un conflicto sentimental y descartaron que Montenegro desempeñara alguna labor periodística que lo pudiera poner en riesgo. Así lo manifestó Jhon William Peña, coronel de la Policía encargado del comando operativo de seguridad ciudadana del departamento de Nariño, quien al otro día del asesinato se refirió a Montenegro como un locutor que se dedicaba a las labores de perifoneo en el municipio. 

Los familiares y amigos del comunicador asesinado consideran que las autoridades de Samaniego han querido hacer eco de la versión que relaciona el asesinato con este conflicto sentimental para desvirtuar los cuestionamientos que existen sobre la difícil situación de derechos humanos que enfrenta el municipio. En ese sentido, a los colegas de Montenegro les preocupa que se desconozca la labor periodística del comunicador, debido a que esto contribuye a invisibilizar el riesgo al que pueden estar expuestos por la labor informativa que continúan ejerciendo.

La sentencia de silencio

Más allá de las hipótesis sobre el asesinato de Libardo Montenegro, este tipo de violencia no sólo logra silenciar una voz crítica, sino que afectan el libre desarrollo de la labor periodística, debido a que crean una atmósfera de temor para los periodistas que continúan haciendo cubrimientos de interés general en el municipio. Esta situación es especialmente grave si se tiene en cuenta la escasa oferta informativa que hay en el municipio y que contribuye a que los pocos periodistas que trabajan allí sean el foco de los actores violentos. Además de la radio comunitaria, en Samaniego solamente hay tres medios de comunicación: dos radios de la Fuerza Pública y el Canal Comunitario Satel.

Al respecto, Leobar Ibarra y los demás periodistas de Samaniego manifestaron que se sienten temerosos de hacer cualquier tipo de denuncias que puedan afectar los intereses de grupos políticos y actores armados de la región, debido a que su nivel de exposición puede ser muy alto. Además, afirmaron que se sienten en total desprotección por parte del Estado y coincidieron en que este tipo de escenarios son una sentencia de silencio para el periodismo en la región. 

La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) expresa su preocupación la falta de garantías para el desarrollo de la labor informativa en Samaniego y considera problemático que las autoridades locales no reconozcan el trabajo periodístico de Montenegro y el riesgo que enfrentan los demás reporteros en el municipio. A partir de la información recolectada, la Fundación reconoce el asesinato de Libardo Montenegro como el 160 de la lista de reporteros asesinados por el desarrollo de sus labores informativas en Colombia. 

La FLIP le solicita a la Fiscalía General de la Nación que considere como principal hipótesis del asesinato la actividad periodística que Montenegro venía desempeñando en el municipio e investigue los hechos con celeridad para dar con el paradero de los responsables de este crimen.  Las sanciones judiciales en este tipo de situaciones son un precedente importante que contribuye a disuadir la ocurrencia de nuevas violencias contra la prensa. Así lo ha dispuesto la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión (RELE) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en su informe Violencia contra periodistas y trabajadores de medios: “Para prevenir la violencia contra periodistas y trabajadores de los medios de comunicación es indispensable que el ordenamiento jurídico sancione estas conductas de manera proporcional al daño cometido”.

Teniendo en cuenta que los últimos asesinatos contra líderes sociales en Samaniego continúan en la impunidad, la FLIP le hace un llamado a la Procuraduría General de la Nación para que haga un seguimiento exhaustivo de las actuaciones de los funcionarios judiciales con el fin de velar porque haya diligencia y celeridad en las investigaciones penales. 

Por último, la FLIP le solicita a la Unidad Nacional de Protección (UNP) que haga una evaluación de la situación de riesgo que enfrentan los periodistas en Samaniego con el fin de implementar las medidas de seguridad necesarias para salvaguardar la vida y la integridad de quienes continúan desarrollando su labor en este contexto de violencia.